Brochazos de vida y del absurdo

Reseña publicada en ‘Artes y Letras’ de Heraldo de Aragón el sábado 27 de abril de 2024.

Si hay un libro que nos ataña a todos, de entre los que me he traje a casa este pasado Día del Libro, es Historias de camareros, de Quique Artiach (Los libros del gato negro, 2024), ilustrado por Nacho Rúa, quien aporta un toque clásico que recuerda a aquellos volúmenes de El pequeño Nicolás, iluminados magistralmente por Sempé, acercando el texto hacia la tira cómica y ayudando a caricaturizar aún más a esos arquetipos de la exaltación del ánimo festivo y de las relaciones de poder que se despliegan y encarnan entre el cliente y el camarero.

Y no lo afirmo sólo porque muchos ―en algún momento de nuestras vidas― hayamos ejercido el noble oficio de barman o porque hay en nuestro país 1,6 millones de camareros, aproximadamente, sino porque ―me atrevería a afirmar― el 100% de la población de nuestro país ha sido, en algún momento de su vida, tal vez incluso en dos, cliente de algún bar o restaurante. 

Decía mi amigo Bizén desde la barra del establecimiento familiar que regentaban sus padres en Las Fuentes, el bar El Paso, que un garito ha de ser Disneyland, que el cliente cuando pide un café o una caña está comprando un billete para una atracción en la que salir disparado fuera de la realidad más anodina. Así, esta colección de anécdotas noveladas conforma un almanaque de esas escenas del día a día a través de la que podemos ensayar quiénes somos, cómo reaccionamos, qué fantasías pensamos colmar en ese gran parque de atracciones que se edifica desiderativamente en cada restaurante y en cada bar. 

Para ponderar el resultado de este estudio social, hay que considerar que  al cliente que visita “el restaurante súper secreto X” ―en su afán de saciar algún placer, algún apetito, alguna necesidad o incluso alguna ilusión― le atiende devotamente el esforzado autor. Así, la fórmula de esta escritura se asemeja a una “comedia de situación” que girara entorno a un camarero con una alta sensibilidad y con una mente distinta, particular, en la que se cruzan los pensamientos mas peregrinos mientras atiende a las mesas y quien ―por fe o costumbre o ambas―, se encomienda a algún santo, cuanto más desconocido mejor, con la esperanza de que, por ello, sean exiguas las plegarias que le eleven y así, estando más libre de rogativas, puedan verse complacidas las que él solicita entre comanda y comanda. 


Nuestro “Woody Allen” de la hostelería se enfrenta a un antagonista; a su némesis encarnada por esa parte de la clientela que ―por un motivo u otro― se instala en el absurdo, produciendo un fallo tanto en la rutina de trabajo del local como en el propio sistema operativo del mesonero. Los brochazos de vida que dibujan a quienes se sientan alrededor del mantel que atiende Artiach son inocentes pero perversos, cariñosos e irónicos o desquiciados… y, a través de ellos, reconocemos el desinhibido espejo tras una barra a la que todos nos hemos sentado, tal vez, sin prestar demasiada atención. Aprovechen para relajarse y degustar este cóctel humorístico que se nos sirve. ¡Salud!

Historias de camareros, Quique Artiach y Nacho Rúa. Los libros del gato negro, 2024.

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